Campaña piloto

Buenas amigos.

Jordi, Ferran y un servo cráneo escriba llamado Alex queremos probar de hacer una campaña narrativa, que sirva de testeo para una más grande y abierta a todos los socios que quieran participar. Como ya he comentado a nivel privado, el motivo por el cual hemos decido hacerlo los tres es porque creo que tenemos una disponibilidad de horarios totalmente compatible que nos puede permitir terminar las 4/5 partidas que queremos desarrollar.

Hay que destacar que antes de exponer nuestro sistema ideado de campaña, hemos querido darle a todo un carácter mucho más narrativo que competitivo . Por esa razón, se ha preparado una pequeña historia que va a contextualizar las partidas y nuestros ejércitos.

Pues bien, ahí va la pequeña narración que iré presentando por capitulos.

Capítulo I

El sistema Genesis III estaba formado por 10 planetas que orbitaban entorno a dos soles gemelos más grandes que el astro que calentaba Terra. Debido a la temperatura de los mismos, la vida humana solo tenía cabida en los tres planetas más alegados de los soles.
En ellos, se alzaban tres florecientes colonias imperiales gestionadas por el administrorum. Sus ciudades colmenas, sus minas y factorías, proporcionaban al imperio una cantidad más que considerable de suministros y activos humanos para garantizar la expansión galáctica en nombre del emperador. En definitiva, Genesis III era un asentamiento fiel y leal a los caprichos de los altos señores de Terra que nunca había mostrado ningún signo de herejía ni traición.

A pesar de ello, todo cambió de un día para otro, cuando en una noche estrellada, extrañas luminosidades aparecieron en el firmamento y un pequeño asteroide impactó en la superficie del planeta capital denominado Vectus. Las autoridades estudiarón el crater y descubrieron un extraño objeto alargado no más grande que una cuchara con unas extrañas e ilegibles runas por toda su superficie. Rápidamente, el objeto fue entregado al gobernador y esté se negó a desprenderse de tan perfecto artefacto. Lo ocultó en su palacio y mandó eliminar cualquier evidencia de lo sucedido.

A los pocos días, el gobernador comenzó a notar extrañas mejoras sensoriales en su ser. Sus sentidos se vieron mejorados, así como su clarividencia y capacidades mentales. Todo ello crecía a la par que su tiranía y megalomania convirtiéndose poco a poco en una amenaza para los intereses imperiales.



A pesar de que siempre afirmaba obrar en nombre de la nobleza terrana, lo cierto es que realmente era el objeto misterioso y los poderes que esté le estaba regalando, quien lideraba realmente su ser provocando revueltas entre los habitantes de los planetas que fueron sofocadas a fuego y espada por gobernador.

Esto no pasó desapercibido en la inquisición, al igual que la certeza de que la población civil comenzaba a regirse por cultos a dioses oscuros con el fin de derrocar al tirano. Por ese motivo, se le ordenó al Capítulo de los Templarios Negros, sofocar la revuelta y eliminar cualquier ápice de herejía en aquel próspero sistema hasta entonces leal.




Una flota encabezada por la Barcaza de Batalla "Honor de Sigismund" se separó del resto de naves de la cruzada para cumplir dicha misión y combatir a aquellas fuerzas caóticas que se tenía constancia, se dirigían al sistema para dominarlo y ofrecerlo a los intereses de los Dioses oscuros.

Capítulo II

El sacerdote oscuro abrió su tomo de oraciones. La piel humana que encuadernaba el tomo crujió como el crepitar de un ascua. Sin tocar las amarillentas hojas, estas comenzaron a pasarse de forma caótica, en ambas direcciones, sin un sentido aparente. Repentinamente pararon en seco y el sacerdote comenzó a recitar un extraño canto.

El capitán del capítulo de los Ojos Ensangrentados, miró atentamente al atril donde se encontraba su compañero de armas. El capítulo renegado acababa de saquear tres mundos imperiales y entre el botín conseguido, se encontraba lo que parecía la pieza de un extraño artefacto. El ritual pretendía encontrar, a través de los poderes ruinosos, el lugar donde se hallaba la otra pieza que completaba el artilugio. El sanguinario y cruel marine al mando de la hueste renegada, sostenía la pieza en su garra derecha y dió la orden a sus exterminadores guardaespaldas de rodearle ante la posible amenaza que pudiese aparecer del interior del caótico tomo de oraciones.

Repentinamente, el orador cesó su cántico y su cuerpo comenzó a temblar convulsivamente. El silencio atravesó la estancia y los marines presentes apuntaron sus Bolters hacia la sombra que comenzó a envolver al sacerdote en éxtasis. Sin que ningún disparo se produjese, la cabeza del invocador estalló esparciendo la sangre y tejido cerebral del desgraciado por toda la sala.




Todo daba a entender que el ritual había fracaso y que el sacerdote había fallado en su intento de invocar a alguna entidad de la disformidad. Pero una voz surgió de una de las zonas más alejadas y poco iluminadas de la habitación. De entre las sombras, emergió un príncipe demonio de khorne .

-Soy Alocer, señor de los cráneos y portador de la palabra del gran padre de Khorne.- gruñó el demonio.




Ningún guerrero dijo nada y todos fijaron su mirada hacia el capitán de la hueste. Este se adelantó del grupo hasta situarse a escasos metros de príncipe demonio. Alzando su brazo, le mostró la pieza a la entidad y le preguntó – ¿Qué es esto y donde está la otra parte?....

-Los Dioses oscuros llevan siglos tejiendo los hilos del destino para conseguir la llave de poder forjada por los eldars hace milenios. La poderosa arma debe ser propiedad de Khorne, quien la necesita para alcanzar su objetivo final. – Explico el demonio al capitán marine espacial.

En un gesto reflejo, el capitán cerró su garra y escondió la pieza de forma frenética en uno de sus bolsillos. El príncipe demonio emitió un alarido y partió en dos al hasta entonces, líder del capítulo de los Ojos Ensangrentados. Nadie osó responder ya que todos los ahí presentes eran conscientes del poder superior de la entidad invocada.





Mientras la sangre borbotaba del cadáver e impregnaba todo el suelo, sus antiguos guerreros que le juraron fidelidad en el pasado, se arrodillaron ante el demonio y le ofrecieron su lealtad a Alocer. El Demonio, pasó desde entonces a liderar la partida de guerra para recuperar la pieza perdida del artefacto.
- En marcha mortales...